martes, 10 de marzo de 2009

The Sin City

Hace unas horas nada más que volví de Las Vegas. Tras un viaje de vuelta que se pareció demasiado a una tortura (sentado en el asiento del medio, con un gordo y un alto a los lados), pasé por casa para ducharme y de ahí al trabajo. Pero como tenía esto muy descuidado y el blog comenzaba a oxidarse (gracias Eric) preferí no perder más tiempo y actualizarlo hoy mismo. Aterrizamos en Las Vegas el viernes a la noche y nos fuimos directo al hotel. La primera impresión es alucinante, sobre todo al entrar al Strip de noche, la calle donde están los mejores hoteles, entre los cuales se encuentran 17 de los 20 más grandes del mundo. Esa misma noche, aunque estábamos muertos, bajamos a jugarnos unas monedas y tuve mi primera ganancia de tres dólares.

En la ruleta.

Nuestro hotel de día y de noche. Podría decirse que dormí en un castillo.

El sábado nos levantamos pronto y nos fuimos a recorrer todos los hoteles. Cada uno tiene su temática, generalmente asociada a algún país o ciudad del mundo. Estuvimos por Venecia, París, el Sahara, Egipto, Roma, además de en un circo, en una isla del tesoro y más sitios.

En Venecia, con el puente de Rialto de fondo.

Parte del Strip de noche.
En el Arco del Triunfo.

En Egipto.

En Nueva York.

El domingo madrugamos muchísimo para irnos de excursión al Gran Cañón. Salimos a las 6 de la mañana en autobús y paramos primero en la presa Hoover, según el guía una de las siete maravillas del mundo en cuanto a obras de ingeniería.

Tras esa breve parada seguimos camino al Gran Cañón. Conforme nos acercábamos nos íbamos temiendo lo peor, pensando que no íbamos a ver nada, pero nada más bajarnos del autobús pudimos comprobar que estábamos equivocados. Las vistas eran impresionantes, y de los sitios en los que he estado es sin duda uno de los que más me ha gustado. Es difícil de comparar con otras cosas, pero nunca había visto nada parecido. Por lo grande, lo natural, impone muchísimo.


Y el lunes nos fuimos al downtown a ver el Las Vegas más auténtico y antiguo. Allí conseguí mi mayor ganancia del viaje (10 dólares al blackjack, que de haberme retirado a tiempo podrían haber sido 27) mientras que mi compañero de piso Monti no hizo más que perder dinero. Eso sí, dice que cumplió su sueño de jugar una partida de póker en Las Vegas, así que supongo que le habrá merecido la pena.

Como el de Carlos Paz, pero en Las Vegas.


Para los que os estéis preguntando cuánto dinero perdí, les cuento que sólo fueron unos 40 ó 50 dólares. Y no, tampoco me casé en Las Vegas. Pudimos ver las iglesias donde hacen las bodas Express, pero de lejos. Creo que otro de mis compañeros tiene alguna foto. Y si queréis ver más imágenes del viaje, como siempre podéis hacer clic acá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo soy el alto que se sentaba a tu lado en el avion.

Me puedes decir, como coño te afecta eso a ti??

Por que los bajitos estais tan llenos de rencor??