viernes, 25 de septiembre de 2009

Colorín colorado...

Se acabó. Hasta aquí llega este blog porque hasta aquí llega mi aventura americana. El martes regreso a Málaga y no tengo ni la más remota idea de qué me espera, pero sí sé que ya no tiene sentido contarlo en Internet. La razón por la que abrí esta ventana era evitar los correos en cadena, y como sabía que había mucha gente pendiente de cómo me iba en Miami, me pareció la mejor forma de compartir esta experiencia sin tener que escribir correos. Por aquí pasó solo el que así lo quiso y en el momento que le pareció oportuno, y a todos ellos les agradezco que se interesaran por mí.
Es extraño pero después de un año hablando de todo por aquí, ya no me apetece compartir nada más. Supongo que me voy en el momento justo, cuando ya no necesito este blog. Así que así me despido, sin hablar de más, solo dando las gracias a todos los que dedicaron una parte de su tiempo a ver cómo me iban las cosas. Os dejo una canción que me encanta y que va sobre el final de un viaje…un viaje de iniciación, o de primerizo. No es del todo mi caso porque ese trayecto lo emprendí hace ocho años yéndome a España, pero creo que refleja muy bien el momento por el que paso. Un abrazo a todos, y ¡nos vemos en España!

martes, 22 de septiembre de 2009

Cocoa Beach y Cabo Cañaveral

Para despedirnos de Miami el último fin de semana decidimos hacer nuestro último viaje. Como no había mucho tiempo para planificar nada la única opción que teníamos era alquilar un coche e irnos a algún lugar de Florida, y como todavía no habíamos visto el centro espacial de Cabo Cañaveral, pues para allí nos fuimos. Salimos el viernes después del trabajo rumbo a Cocoa Beach, la capital del surf de la costa Este de EEUU. Allí cenamos, estuvimos en algunos bares y después dormimos en el hotel que habíamos reservado, y al día siguiente temprano, después de desayunar salimos para Cabo Cañaveral.
El parque en sí no es gran cosa, aunque hay algunos cohetes y naves que estuvieron en el espacio y que se supone son parte importante de la historia de este país. Vimos el sitio desde el que se lanzan los cohetes (perdonad la falta de tecnicismos en mi lenguaje, pero el tema no es de los que más me interesan), también en el centro de controles y bueno, poco más tiene para ver. No es de los sitios que recomendaría si vienes de vacaciones, pero sí si te quedas un año.
Aquí dejo un par de fotos del viaje, que pese a todo fue muy divertido y que disfrutamos como lo que era, el último con nuestro estatus de “becarios ICEX”. Ahora ya estamos de vuelta en Miami, con una maleta hecha y la otra casi lista. Contando los días para irnos e intentando dejarlo todo listo para antes del lunes.

Con Monti, en la entrada al centro espacial.

Monti, yo y Nacho, dentro del parque.

Rocket Garden.Con Nacho, antes de entrar al cine IMAX.
Con las portadas de los periódicos del día que el hombre llegó a la Luna.Con el Apollo de fondo.

lunes, 14 de septiembre de 2009

¡Salimos en el periódico!

Hace unas semanas tuvimos la fiesta de despedida de la antigua Consejera Económica de la Oficina en la casa del cónsul de España en Miami. Allí había algún que otro fotógrafo de medios de comunicación locales que nos hicieron fotos a casi todos los asistentes, como ya había sucedido otras veces en situaciones similares. Igual que en el pasado, no le dimos mucha importancia ya que sabíamos que al final los que salen en los periódicos son los verdaderamente importantes. Sin embargo, esta vez nos hemos llevado una sorpresa ya que los becarios de la Oficina estamos en el Diario de las Américas, en el suplemento "Sociales". Si pincháis aquí podéis ver la foto.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Agonía

Hace ya más de un año que empecé con este blog que hoy agoniza. Me quedan unas semanas en Miami y esta ventana ha ido perdiendo sentido poco a poco por varios motivos. Primero, porque los 20 días que me quedan quizás sean los menos interesantes para los que suelen leer mis entradas ya que se centran sobre todo en levantar el campamento. Vender el coche, hacer las últimas compras, preparar las maletas para ver que todo quepa, finiquitar algunos trámites y despedirnos de la ciudad. Pero además, este blog agoniza porque durante mucho tiempo me sirvió como vía de escape cuando no estaba del todo bien. Aquí vomitaba todo lo que sentía y a veces me afligía, pero por suerte todo eso ha pasado y ya no necesito desahogarme.
Hoy disfruto, y lo hago por partida doble. Por lo que me toca vivir y por lo que se viene, con el regreso a Málaga incluido y las expectativas de empezar una nueva etapa. A decir verdad, mis planes llegaban hasta aquí. Ahora nada más que tengo incertidumbres y no sé qué será de mi vida, pero no me preocupa. Sin embargo, a partir de aquí prefiero seguir solo. Este blog desaparecerá y lo guardaré como el diario de mi año en EEUU, pero creo que ya he compartido demasiado y ahora me toca hacer la mía. Francamente, no sé si volveré a escribir aquí. Probablemente me guarde una entrada de despedida para más adelante.
Así que con este mensaje, curiosamente el número cien de este blog de “El Fer en Miami”, comienzo a cerrar el chiringuito. Os lo comento para que me disculpéis por no escribir más a menudo, aunque con la mayoría mantengo comunicación por otros canales. No me despido aún para obligarme a volver a escribir. De momento, seguimos en contacto…

miércoles, 26 de agosto de 2009

¡Valió la pena!

Tras despedirme de mi amigo Asier, caminaba por una de las calles más importantes de Chicago con la mirada puesta en el suelo. Pensaba en las cosas que tenía que hacer al regresar a Miami de cara al regreso a España cuando me dio por alzar la vista. Entonces me encontré rodeado de rascacielos y gente de todo tipo. A mi derecha tenía el río y a mi izquierda el lago, al que más que ver podía intuir detrás de las enormes torres. Entonces me di cuenta de que ese era mi último viaje, de lo increíble que ha sido este año y de lo afortunado que soy por haber podido disfrutar de esta experiencia. Es verdad que por momentos, sobre todo al principio, no lo pasé muy bien, pero con el tiempo me fui acostumbrando y hoy, con la tranquilidad de que el regreso está a la vuelta de la esquina, puedo analizar este año de una forma más racional.

Y la conclusión a la que llego es que al final, ha valido la pena. Tan simple como suena, es lo mejor que me puede haber pasado. Durante mucho tiempo tuve incluso dudas al respecto, pero hoy que estoy de vuelta en Miami y que sé que no me quedan más viajes por hacer antes de volver a Málaga, pienso que lo haría de vuelta. Este año he podido conocer algunas de las ciudades más importantes y espectaculares del mundo, lugares que ni en mi mejor sueño hubiese imaginado que iba a conocer. De no ser por esta beca, con algo de suerte quizás hubiera visitado Nueva York algún día, y con mucha más fortuna, a lo mejor hubiese tenido la oportunidad de regresar y ver otra ciudad de EEUU. Sin embargo, hoy conozco este país tan impresionante mejor que la mayoría y soy un afortunado por ello.

En un mes estaré en mi habitación de Málaga y estoy seguro que recordaré con nostalgia este año inolvidable. Me guardo una entrada para más adelante en la que escribiré todo lo que me dio esta beca y por lo que estaré eternamente agradecido. Así que si alguna vez naufragáis en este blog en busca de información sobre las becas, y si todavía os lo estáis pensando, no lo dudéis ni por un segundo. ¡Os juro que vale la pena!

miércoles, 19 de agosto de 2009

Incoherencias que espantan (y duelen)

Tengo comprobado que una de las mejores formas de conocer un país que no es el tuyo es escuchando las historias de sus ciudadanos. Da igual el tema del que hablen y si compartes o no su opinión, muchas veces vienen a corroborar estereotipos y otras tantas, a destrozarlos. Por eso ayer me entretuve con una vecina que intentaba convencerme de lo innecesaria que es la reforma del sistema sanitario en EEUU.
Ella miraba la FOX en el gimnasio cuando se gira hacia mi y me pregunta: “¿Cuánto tardáis en España en conseguir que os hagan una radiografía del pecho?”. Yo le dije que no tenía ni idea, y que suponía que dependería de la urgencia del caso, a lo que contestó: “Yo te lo digo. Semanas, incluso meses. Aquí la tienes para el día siguiente, incluso para ese mismo momento. La reforma que propone Obama es una locura, el americano no sabe esperar. Si necesitamos algo, lo queremos ya, el sistema de Europa no funcionaría. Además, yo trabajo en un hospital y conozco europeos o canadienses que vienen a EEUU a tratarse. ¿Por qué vienen si su sistema es tan bueno?”. Entonces le digo que esos tratamientos tan buenos esquivan a 50 millones de personas, y que habría que buscar la forma de que esa gente tenga algún tipo de cobertura. “La mayoría son inmigrantes ilegales que ni siquiera deberían estar aquí. Colapsan nuestras salas de urgencias porque las utilizan como si fuera su médico de cabecera ya que allí no se le puede negar la asistencia a nadie”, contesta demostrando una falta de entendimiento de la situación que espanta y al mismo tiempo descalifica cualquier cosa que pueda decir. Pero como el tema es tan espinoso, me contengo y la dejo que hable. No le digo que esa simplificación, además de falsa, es absurda. No le cuento que en este país no hay ni un solo “autóctono”, y que se levantó pura y exclusivamente con inmigrantes. Evito preguntarle por qué los primeros 250 millones de inmigrantes y sus descendientes tienen derecho a vivir aquí y los siguientes 50 no. Solo dejo que hable, convencida como está de que le estoy dando la razón y que me creo algo de todo lo que dice.
Al final, me cuenta que los jubilados nunca dejarán que les toquen el Medicare, que por cierto, deja sin cobertura al 60% de los estadounidenses pobres. “Tienen el mejor sistema de todos porque se los cubre el Gobierno. Es lo mejor que pueden tener, nunca permitirán que se lo quiten”. Y yo que me pensaba que eso es exactamente lo que proponía Obama para el resto de la población. Qué lástima no haber podido discutir con ella.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Más cerca de Argentina

Una situación personal que no viene al caso ha hecho que me dé cuenta lo cerca que estoy de Argentina. A cinco minutos, para ser más precisos. Y no, no es que un primo mío haya descubierto un medio de transporte que recorre los más de 10.000 km que separan ambos países en 300 segundos. Como ya dije, la explicación no viene al caso, pero el hecho es que un día nos vamos creyendo que es para siempre, o al menos por mucho tiempo, pero todo pasa tan rápido que ni nos damos cuenta de que hace siete años que emigramos (de hecho, en diez días se cumplen exactamente siete años desde que aterricé en Málaga) y que puede ser el momento de la vuelta. No te lo planteas, pero otro día, en cinco minutos, decides volver y sin darte cuenta tienes los billetes de avión en la mano.
Hoy pienso que estoy más cerca de Argentina. Se me acumulan los afectos allí y no puedo evitar sonreír cuando imagino las escenas familiares que podría revivir, cenando en mi casa rodeado de hermanos. Y no es solo la familia, también están los amigos, el barrio, la casa. ¡Recuerdo que cuando me fui hasta mi almohada extrañaba! De momento ni me lo planteo, y todos esos no son más que recuerdos hermosos, pero soy consciente de que están mucho más cerca de lo que me creía.