Estos días están siendo raros. La llegada de las Fiestas me pone nostálgico y hace que extrañe más de lo que me gustaría. Además, los becarios de las cámaras autonómicas terminan su beca y se vuelven a España, por lo que las despedidas se acumulan y en la oficina vamos quedando menos gente. Y a decir verdad, los envidio: ya han hecho lo que vinieron a hacer aquí, y ahora van a pasar la Navidad con su familia. Pero sus historias también me animan. Me cuentan que parece que fue ayer que llegaron, que disfrute la beca porque el tiempo se pasa volando y que cuando me quiera dar cuenta voy a estar haciendo las maletas para volverme. Incluso Javi, que odia Miami con todas sus fuerzas, me confesaba anoche que cuando me vaya me va a dar pena, que él lo está comprobando en primera persona ahora, que me van a faltar días.
Y de repente miro el calendario y veo que vamos entrando en enero, que ya cumplí el primer cuarto de la beca y que ni me di cuenta. Que puede que tengan razón con aquello de que el año se pasa rápido, y que quizás tenga que pensar más en Miami y menos en España y en Argentina. Que en unos meses ya estaré haciendo la cuenta atrás para volverme y no quiero arrepentirme por no haber disfrutado de esta beca. Que voy a extrañar, sí, pero lo justo.
Y de repente miro el calendario y veo que vamos entrando en enero, que ya cumplí el primer cuarto de la beca y que ni me di cuenta. Que puede que tengan razón con aquello de que el año se pasa rápido, y que quizás tenga que pensar más en Miami y menos en España y en Argentina. Que en unos meses ya estaré haciendo la cuenta atrás para volverme y no quiero arrepentirme por no haber disfrutado de esta beca. Que voy a extrañar, sí, pero lo justo.
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